El Embalse del Ebro
Cuando en 1947 se cerró la presa del Arroyo, la fértil vega que formaban el Ebro y el Virga quedó anegada, y con ella también tres aldeas, que asoman de forma fantasmagórica cuando baja el cauce. Expandido a lo largo de 20 kilómetros y una anchura máxima de cuatro, esta descomunal masa de agua parece un mar interior. Con los años, el embalse se ha convertido en zona de invernada de aves migratorias, amén de un calmo escondite en el que practicar vela, windsurf o piragüismo.
Torre de Villanueva de las Rozas (pueblo sumergido)
La Iglesia de Villanueva de Las Rozas conocida como la «Catedral de los Peces», fue sumergida por la construcción del Pantano del Ebro en 1946. En la actualidad la Torre de la de Iglesia de Villanueva de Las Rozas emerge de entre las aguas del Pantano del Ebro, pudiéndose visitar mediante una pasarela de madera que hace de puente, para acceder a su desnudo campanario que sirve de mirador de las margenes del Pantano del Ebro.
Área recreativa Pinar de Corconte
A orillas del embalse, en el pinar emplazado entre La Población y Corconte, se puede hacer un alto para comer al aire libre y dar paseos por la zona de uso recreativo conocida como Pinar de Corconte, próxima a los restos de la calzada romana y al balneario de Corconte.
Paraíso de aves acuáticas
Entre 2.700 y 4.500 aves acuáticas llegadas del Norte eligen para pasar el invierno el embalse del Ebro, una zona protegida en cuyas orillas está prohibida la caza. Se trata de un importante refugio para anátidas como el ánsar, el silbón europeo y el ánade friso, así como para el somormujo lavanco. Cigüeñas, milanos y abejeros europeos sobrevuelan también en verano las aguas poco profundas de este embalse que, transcurridos 50 años desde su construcción, alberga un valioso ecosistema lacustre. El mirador que se ha habilitado en la torre de Las Rozas y el de Arroyo son puntos privilegiados desde los que se puede observar estas aves.
Las aguas de este embalse son aguas compartidas por Cantabria y por Burgos. La historia de la construcción del embalse que nos ocupa (1921-1945) es larga, una obra de ingeniería civil que supuso un reto al principio y durante y que al final terminó con la diáspora internacional de los habitantes de Arija.
Un lugar de interior, natural, irrigado por el curso del Ebro, Arija al fin, vio sumidas sus casas y sus tierras con la construcción del pantano. Desde mediados de siglos, Arija emergió y se adaptó a los cambios, recuperando su población. Es ahora un lugar maravilloso donde disfrutar de la Naturaleza y de las playas de interior.
A las orillas del embalse le siguen una hilera de árboles que configuran los bosques de robledales de Lanchares y Bimón. Quien se acerque hasta este lugar disfrutará a lo grande de los paseos por el entorno, de los chapuzones en el agua y de las puestas de sol, para los más románticos, que terminan ofreciendo una panorámica espectacular. Más allá de las aguas se suceden las hayas, los pinos, los olmos o los fresnos y arces.
Por último, si os acercáis hasta el lugar en época estival, el Embalse del Ebro no tiene nada que envidiar a las playas de la costa. El pacífico baño para los más tradicionales, pero para los más activos y aventureros también hay ofertas de ocio muy sugerentes: piragüismo, windsurf, kite surf, paseos en barco. Las actividades náuticas en el embalse, el entorno y sus posibilidades en contacto con la naturaleza son sus más atractivos reclamos.